Cruyff, que tenía un contrato con Puma, se reunió con el presidente de la federación para decirle que no iría al Mundial y llegaron a un acuerdo. El combinado nacional cerraba una discreta actuación mundialista al que llegaba como una de las mejores selecciones existentes y se volvía a casa antes de tiempo en la que sería su peor participación en un Mundial hasta la fecha, sin alcanzar la fase final, un hecho que sí consiguió tras terminar en 5.ª y 4.ª posición en las ediciones anteriores.